15.3.12

Retoño

Yo
sumida en mis banalidades cotidianas
enfrascada frente al monitor
tecleando ñoñerías, pavadas varias.
Él
se despide desde la cama:
hasta mañana mamá.
Me lo dice para hacerme sentir culpable
estoy segura.
Minutos antes me pidió que me quede un ratito con él
hasta lloriqueó un poco.
Ahora, como antes, le respondo ofuscada
que ya voy, pero dormite que es tarde.
Vuelvo a concentrarme
en las estupideces virtuales
de todas mis noches.
Tremenda manera de perder el tiempo
que pasa impiadoso
y miro la hora
y me asombra lo tarde que es
y me lamento
y refunfuño
y apago la pc
y me voy a acostar
pero antes paso a verlo
y claro, ya está dormido
plácido, profundo
tan chiquito
tan hermosos sus cachetes
su boquita semiabierta
sus rulos
la sábana enredada en las piernas.
Intento arroparlo sin molestarlo.
Fracaso.
Perdoname que te desperté
seguí durmiendo, corazón.
No importa, podés despertarme.
Me mira apenas, me sonríe
se da vuelta, se acomoda
sigue durmiendo como si nada.
Y ahora sí
me siento culpable.
Pero también infinitamente feliz.
Gracias al universo que te tengo.


5.1.12

Melancolía

No creas que me olvidé de tu olor
mezcla de pucho y café y viejos libros de hojas marchitas.
No me olvido de tu piel ajada
tus cachetes blandos
tus manos huesudas.
No perdono tu partida
no sé por qué
simplemente no puedo.
Deberías haber hecho el esfuerzo
de quedarte un poco más.
Te culpo aunque sé que es egoísta.
Cuando te fuiste todo se desmoronó.
Ahora voy juntando mis pedazos
intento unirlos
fracaso siempre.
Es que te extraño...


17.12.11

Navidad con los muertos

Manera extraña de festejar la Navidad, o la Natividad, el nacimiento. Lo festejan recordando la muerte. Un pequeño árbol se yergue sobre la explanada de los Tribunales paranaenses. Cuelgan de él fotos de muertos. Y lo que se supone festejo, se transmuta en dolor de lo irreversible y de reclamo.

No son más de diez. En sus remeras también hay fotos de muertos. Son los parientes que han quedado vivos para recordar a sus hijos, hermanos, parientes, todos asesinados.

El árbol, viejo y vencido, está sólo, olvidado a un costado. Los parientes forman una ronda y hablan entre ellos. Varios le dan la espalda. Me acerco y les pregunto porqué están allí. Ninguno se ofrece a decirme y nombran a uno. Le pregunto porqué es la última vigilia del año. “Ellos entran de feria, por eso tenemos que volver en marzo”.

Me impacta que por un par de meses no se manifiesten, que no se queden noches enteras allí porque no haya nadie a quien reclamar, y que continúe el contraste entre los funcionarios judiciales, invisibles, adentro en sus oficinas, perdidos entre anaqueles de libros, con sus secretarias, pensando en enero y en sacarse el traje; mientras que los vivos, poniendo el cuerpo afuera, reclamando a todos y a nadie, a “la Justicia” ninguna cara, con el árbol viejo adornado de fotos viejas. Todo el tiempo el contraste.

No conecto con la mirada del hombre que me habla. Lleva anteojos de sol: también la mirada es de luto. Me cuenta que hace siete años mataron a su hijo Dante, que al culpable lo condenaron a tres años hace poco, pero que con las vivezas procesales el tipo sigue suelto. “La gente de la Justicia seguro que no puede armar un árbol de Navidad. Sus conciencias no los dejarían”. Me extraña la manera en qué trata de decirme que no pueden vivir en paz. Al árbol sí lo arman los jueces y le ponen todo el fasto de su clase social. Creo. Me gustaría ver a uno que no lo haya hecho por la aguja de la conciencia.

“Sabemos los hijos que perdimos”, dice el papá de Dante. Como un reflejo miro el árbol y busco la foto. Qué manera extraña de celebrar un nacimiento: recordando a los muertos.

Autor: Fernando López


20.10.11

Blue

En mi vida todo es azul.
Los días que pasan vertiginosos.
El cielo de octubre.
La pesadilla que tuve la otra noche donde me decías que nada había cambiado.
Esa pesadilla estaba sepiada en cerúleo y fue tan álgida que me desperté horrorizada y con frío.
La pantalla de mi monitor se puso azul
entonces es azul el blanco del word
y también tus palabras
y todos los íconos gestuales que me mandás
incluso la rosa con la que te despediste hasta mañana.
Mi valentía es azul
y resulta que el azul es un color bastante cobarde
un color cagón.
Debería intentar teñirla de un color más temerario.
El amarillo siempre me gustó pero hoy es demasiado pro. Tengo que dejar pasar esta algarabía preeleccionaria…
Mientras tanto podría apelar al verde: un color muy ecológico. Presumo que la valentía verde es osada y sustentable en el tiempo.
Pero ahora me rodea el azul.
Es azul el cuadro en la pared
El cobertor de mi cama
La remera de Camilo
Mi jean añejo
La voz de mi mamá por el teléfono
El olor a asado que entra por la ventana
El tema de U2 que suena por la radio
El beldent que mastico pausadamente
El agua para los fideos
Mis labios helados
Mi piel estremecida, ávida por sentirte por vez primera
Tus dedos lejanos
Tu aroma ignoto
La distancia que nos separa
Mi tristeza infinita…

18.10.11

El que me toca es un chancho

Pido gancho. Necesito un respiro, un impasse. Una tregua. Un paréntesis en esta embestida sin descanso. Solicito una prórroga, una suspensión, un aplazamiento. Un intervalo, un alto. ¿Tiene alguien por favor el poder de poner, aunque sea por un rato, en pausa mi vida?